El origen del judaísmo en la Península Ibérica

El origen del judaísmo en la Península Ibérica

Inicio » Entradas » Edad Antigua » El origen del judaísmo en la Península Ibérica

El inicio de la presencia del judaísmo en la Península Ibérica fue a partir de los primeros siglos del Imperio Romano como consecuencia de los diversos avatares producidos en Palestina derivados de las Guerras Judaicas de Vespasiano y Adriano. Hay constancia de la existencia de comunidades judías en territorio peninsular desde el siglo II d.C. aunque posiblemente los primeros asentamientos se produjeron desde aproximadamente el año 70 d.C. o incluso siglos antes con las expediciones fenicias, los cuales eran aliados de los israelitas en la época del rey Salomón. Se cree que ya quizás en el siglo X a.C. había presencia de comerciantes y aventureros judíos en la Península Ibérica.

Vivían en comunidades homogéneas con rituales y costumbres propias. La convivencia entre las comunidades judías y cristianas debía ser amistosa. La vida de los judíos hispanos no difería en gran medida a la de los hispanorromanos o visigodos. Constituían un grupo aparte dentro de cada municipio, con sus leyes y jerarquías propias, en una zona en donde se concentraban sus viviendas. Son las aljamas y los barrios judíos o juderías. La mayoría vivía de las labores del campo y en las ciudades formaban comunidades de artesanos y comerciantes. Tras la conversión al catolicismo del rey visigodo Recaredo en el año 589 d.C. los judíos pasaron a convertirse en una importante minoría religiosa en constante conflicto con el dominante cristianismo hasta el punto de sufrir aislamiento, persecuciones y conversiones forzosas.

La llegada de los musulmanes supuso una nueva etapa de cooperación. Las juderías aumentaron en número y tamaño por toda la península. La mayor parte de los regímenes musulmanes de la Península Ibérica eran bastante tolerantes en asuntos religiosos. La comunidad judía andalusí tuvo un gran desarrollo económico y cultural. Tanto en época del Califato de Córdoba como los primeros reinos de taifas, los judíos contribuyeron de forma notable en la administración, el comercio y la cultura. Llegaron a ser eficaces ayudantes de los gobernantes musulmanes.

Pero algo más tarde la situación de los judíos cambió, primero con los almorávides y luego con los almohades, siendo su día a día cada vez más difícil. A partir del siglo XII la población judía inició un éxodo masivo, muchos de ellos a los reinos cristianos del norte. El importante papel que realizaban con los musulmanes lo seguirían desempeñando en los reinos cristianos entre los siglos XII y XV. Pero avanzado el siglo XV la persecución contra los judíos volvió a producirse con fuerza debido sobre todo a ciertos recelos y desconfianzas hacia ellos. Hasta producirse su expulsión por los Reyes Católicos en el año 1492 por la iniciativa principal de la Inquisición. La mayoría de los judíos expulsados de España se instalaron en el norte de África o en lugares cercanos de Europa, como el reino de Portugal, el reino de Navarra o en los Estados Italianos. Aunque bastantes de éstos continuaron con problemas y muchos de los que se quedaron en otros países de Europa se vieron obligados a emigrar nuevamente desde estos lugares a otros del norte de Europa.

Los sefardíes o sefarditas son los judíos que vivieron en la Península Ibérica hasta su expulsión en el año 1492. Por extensión, también es el nombre con el que se conoce a sus descendientes, residentes o no en territorio español, pero ligados todos a la cultura judía hispánica. La palabra sefardí proviene de «Sefarad», el término bíblico con el que las fuentes hebreas designan a la Península Ibérica y se emplea para designar todo aquello perteneciente o relativo a Sefarad.

 

Anterior