Las Saturnales
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Las Saturnales fueron la gran festividad pagana de los romanos. Se celebraban entre el 17 y el 24 de diciembre. Coincidían con el solsticio de invierno, el momento del año en que los días son más cortos en el hemisferio norte y que todas las culturas conmemoran de una forma u otra. El solsticio de invierno se produce en torno al 21 de diciembre y siempre ha tenido un enorme poder simbólico. A partir de estas fechas las horas diarias de luz solar pasan de disminuir a aumentar. Las Saturnales culminaban el 25 de diciembre con la celebración del Sol Invictus, el astro invencible, cuando los días, de nuevo, comenzaban a alargarse y la luz vencía a la oscuridad.
En esos festejos los romanos encendían luces, se intercambiaban regalos e invertían los papeles sociales: los amos servían a los esclavos y los esclavos a los amos. Eran días de banquetes y disfraces durante los que las celebraciones se apoderaban de las ciudades. Estas fiestas estaban dedicadas a Saturno, dios de la agricultura. Contaban con un enorme arraigo popular, como todas las celebraciones relacionadas con la luz que tenían lugar al principio del invierno en las culturas de la antigüedad. Las Saturnales se basaban en celebraciones previas similares durante las mismas fechas y fue convertida en oficial por el emperador Aureliano en el año 274.
Las fechas de las Saturnales fueron el origen de las de la celebración de la Navidad. El 25 de diciembre fue el día escogido por los cristianos para celebrar la festividad del nacimiento de Jesucristo. La Iglesia bautizó como cristiana a la gran festividad del calendario romano, la fiesta al dios Sol. Antes del siglo IV no hay ninguna referencia a la fiesta de Navidad. Su origen se remonta al año 350 y fue fijada por el Papa Julio I. Los cristianos tomaron todos los elementos de las Saturnales para preservar y santificar esa celebración popular. El objetivo del Pontífice era que la festividad de la nueva religión coincidiese con las Saturnales. Dado que los cristianos participaban también en esas celebraciones, los padres de la Iglesia quisieron utilizar el mismo día y decretar el 25 como la fecha de la Natividad. Otro objetivo también era facilitar la evangelización del pueblo romano. La transición de las Saturnales a la Navidad se prolongó durante varios siglos. Durante ese periodo se fueron mezclando estas dos festividades, de manera que la celebración cristiana de la Navidad era progresivamente cada vez más importante al mismo tiempo que la festividad romana del Sol Invictus se iba olvidando poco a poco. Fue el concilio de Tours en 567 el que decretó el periodo festivo entre el 25 de diciembre y el 6 de enero.
Los solsticios, el día más corto y más largo del año, y los equinoccios, el día y la noche con la misma duración, se han celebrado en la mayoría de las culturas a lo largo de la historia. Suponen un cambio que tenía diversos significados. El aparente poder sobrenatural que se manifiesta en los solsticios y los equinoccios para gobernar las estaciones se conmemora a través de diferentes reacciones en las distintas culturas: ritos de la fertilidad, ofrendas a los dioses o actividades relacionadas con el fuego.