Silla de Felipe II

Silla de Felipe II

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Periodo: ¿Siglos V a.C. – I a.C.?

Lugar: San Lorenzo de El Escorial, Madrid

Coordenadas GPS: 40.568333°, -4.152500° / 40°34’06.0″N 4°09’09.0″W.

La denominada Silla de Felipe II se encuentra en la vertiente meridional de la Sierra de Guadarrama, dentro del bosque de la Herrería, en la localidad de San Lorenzo del Escorial, a unos 50 kilómetros de la ciudad de Madrid. Es un lugar de gran interés histórico, ecológico y paisajístico. Desde este punto se divisa una impresionante panorámica de su entorno, incluyendo el monte Abantos, el Monasterio de El Escorial y todo el municipio al que pertenece. Es una estructura formada por unas dobles escaleras, un conjunto de plataformas escalonadas y una especie de asientos labrados sobre una roca de granito. Está en lo alto de un terreno montañoso cubierto de peñascos de granito llamado Canto Gordo.

La tradición sobre su origen establece que esta edificación es un trono esculpido sobre un peñasco de granito, ordenado realizar por el rey Felipe II para observar el desarrollo de la construcción del Monasterio de El Escorial. El Monasterio de El Escorial es un imponente edificio que fue promovido y levantado por disposición del rey Felipe II, principalmente para conmemorar la victoria de la batalla de San Quintín en el año 1557. Su construcción se desarrolló entre los años 1563 y 1584. Además de monasterio, era residencia real, biblioteca, iglesia y panteón familiar. Los primeros restos que albergó fueron los de su padre el rey Carlos V.

La realidad actualmente es que no existe ninguna prueba escrita que documente el hecho de que esta enigmática construcción fuese utilizada por el rey Felipe II. Tampoco parece que fuese el lugar más indicado para servir de punto para el control de las obras. Se localiza en una zona muy lejana del Monasterio de El Escorial, a casi dos kilómetros y medio hacia el sur. Además, para el fin que con el que supuestamente querría utilizar la Silla, la perspectiva del monasterio resulta demasiado oblicua y rasante, por lo que no permitiría apreciar debidamente desde aquí posibles problemas de la construcción. También es destacable que los posibles asientos tallados en la piedra son estrechos e incómodos, algo que seguro no estaría acorde con las exigencias del monarca. Otro dato importante es que ha tenido diversas modificaciones a lo largo del tiempo, las últimas durante los siglos XIX y XX, como repicados y rellenos en el granito, que seguramente han desvirtuado algo su imagen original.

El pintor Luis Álvarez Catalá realizó en el año 1889 un cuadro con una imagen en la que plasmaba la tradición, que ya circulaba entonces. Este hecho ayudó a consolidar la leyenda. El artista pintó al rey Felipe II junto al arquitecto Juan de Herrera contemplando las obras del Monasterio del Escorial desde esta construcción. El lienzo fue premiado en la Exposición Universal de Paris de ese año y se exhibió en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid del año 1890. Además, un billete de cien pesetas, emitido el 1 de julio de 1925, tenía en su reverso la imagen de este cuadro. Es un billete que estuvo en circulación hasta que terminó la Guerra Civil en el año 1939.

El rey Felipe II quizás utilizase otros emplazamientos para controlar el avance de las obras, como el monte de Abantos o el monte de San Juan de Malagón, que están bastante más cerca y permiten divisar todo el conjunto del monasterio mucho mejor, desde una posición más frontal y elevada. Existen láminas de la edificación, realizadas en aquella época, cuyos puntos de vista son los de esos montes. No obstante, la presencia del rey Felipe II en la Silla sí que pudo ser posible, ya que se ubica en una zona que era habitual de caza real, el bosque de la Herrería. Por lo que aunque fuera sólo por este motivo, o quizás simplemente por paseo, no está descartada su presencia en este lugar.

Las investigaciones sobre su procedencia señalan que La Silla de Felipe II posiblemente fue un antiguo lugar sagrado del pueblo celta de los vetones, datado entre los siglos V a.C. y I a.C. Su forma escalonada y abarquillada, junto con las oquedades que presenta, lo asemeja a otros santuarios rupestres del mismo tipo realizados por este pueblo con el fin de rendir culto y ofrecer ofrendas a sus dioses. Existen diversos altares con tipología similar pertenecientes a los vetones, por ejemplo los de Ulaca (Solosancho, Ávila), El Raso (Candeleda, Ávila) y La Nava del Barco (La Nava del Barco, Ávila), que están en la sierra de Gredos. Todos se caracterizan porque son grandes peñascos ubicados en lugares geográficos relevantes, compuestos por plataformas, escaleras y oquedades de distintas formas. En el caso de la Silla de Felipe II se trataba de un lugar elevado, en un espeso bosque, con presencia de manantiales y en zona fronteriza con el pueblo celta de los carpetanos.

También por lugares cercanos a la Silla de Felipe II existen otras rocas de granito con aspecto parecido, como el Canto de Castrejón, cuyo origen vetón y función sagrada serían los mismos. Se encuentra en un hermoso paraje del municipio de El Escorial, situado junto al de San Lorenzo de El Escorial, entre las antiguas fincas de Campillo y Monesterio, ahora de propiedad privada, desde el que se divisa todo su alrededor incluyendo el monasterio.

El acceso a la Silla de Felipe II es libre. Se puede ir a pie o acceder en coche. Dispone de un pequeño aparcamiento. Desde la parte trasera del monasterio parte un camino con el que podemos llegar en un paseo de algo más de media hora. Este camino cruza una carretera secundaria, la M-505, y pasa por la ermita de la Virgen de Gracia, donde se encuentra una zona recreativa con mesas. Junto a la Silla de Felipe II hay un pequeño merendero.

 

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