Reunificar los reinos, controlar los territorios díscolos, imponer el catolicismo como religión predominante, modernizar la estructura jerárquica y administrativa, extender el dominio de España hacia el Norte de África, el Mediterráneo y América. Y, a la vez, establecer una política familiar encaminada a confirmar la continuidad de la Corona.

El título de «Reyes Católicos» proviene de la bula «Si Convenit» dictada por el papa Alejandro VI en el año 1496. Es otorgado este honor como premio a la difusión del catolicismo por todo el mundo conocido. En la recién creada España estaba prohibida cualquier otro culto. Y en el Nuevo Mundo la sustitución de los credos indígenas se hizo por imposición. Se trata de un título que, aunque no se utilice ya, se añade a la larga lista de honores que ostentan todos los monarcas. Cada uno de los reyes desde entonces tienen el título de «Su Católica Majestad».

En el año 1478 apareció la Inquisición, que fue uno de los instrumentos utilizados por los Reyes Católicos para forzar la unidad religiosa. En el año 1492 los judíos fueron expulsados de la Península. Excepto aquellos que se convirtieron, un alto porcentaje abandonó una España que ya era exclusivamente católica. Algo similar ocurrió con los musulmanes, que se vieron abocados a salir de la Península o a la conversión.