El Cardenal Cisneros Francisco fue una relevante personalidad de la incipiente España de los siglos XV y XVI. Ocupó los cargos de arzobispo de Toledo, cardenal, tercer inquisidor general de Castilla, regente de Castilla y primado de España.

Nació en el año 1436 en Torrelaguna, Madrid, dentro de una familia de comerciantes. A los 14 años se trasladó a Salamanca a estudiar Derecho. Se formó bajo la protección de la estirpe de los Mendoza y pronto se convirtió en uno de los clérigos más ricos de la Iglesia de Castilla.

En el año 1492 fue nombrado confesor de la reina Isabel la Católica y sólo tres años más tarde el papa Alejandro VI le declaraba arzobispo de Toledo, por un designio personal de la reina. Durante su cargo se expulsó a los judíos y el Reino de Granada se incorporó a la Corona. Junto a sus logros en la política interna, el cardenal Cisneros realizo un importante papel en la campaña de Orán, un hito de su política exterior con el que se pretendía cumplir el deseo de una África cristiana.

Además del cumplimiento de sus tareas políticas, fue un hombre con un gran interés por la cultura. Editó la Biblia Políglota, creó la Universidad de Alcalá de Henares y reorganizó la misión de Indias. En el año 1507, durante su época de mayor gloria, Fernando el Católico le consiguió la dignidad de cardenal y fue nombrado Inquisidor General de Castilla.

Gobernó la Corona de Castilla en dos ocasiones por incapacidad de la reina Juana. Entre 1506 y 1507 presidió el Consejo de Regencia que asumió el gobierno castellano tras la muerte del rey Felipe el Hermoso en espera de la llegada del rey Fernando el Católico. Entre 1516 y 1517 volvió a asumir el gobierno tras la muerte del rey Fernando el Católico y en espera del rey Carlos I. En el año 1517 el cardenal Cisneros falleció, no sin antes haber puesto los cimientos políticos, económicos y jurídicos de la nueva España.