Los restos de Colón

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Cristóbal Colón ha sido uno de los más importantes navegantes y cartógrafos de la historia. Se cree que nació en la República de Génova en el año 1451. Oficialmente descubrió América en el año 1492 y realizó hasta allí un total cuatro viajes. Se desconoce si tenía el conocimiento de que se trataba de un nuevo continente o que murió creyendo que eran las tierras de Asia a las que había accedido navegando en una nueva ruta hacia el oeste. Aunque el territorio americano ya había sido visitado antes. De momento está documentada la presencia de los vikingos a principios del siglo XI en la zona norte, en la isla de Terranova. Quizás también flotas chinas habrían llegado hasta el nuevo continente.

Algunas hipótesis apuntan a que Cristóbal Colón sabía de estas tierras antes de 1492, ya sea por informaciones que tenía de otros navegantes, por cartografía que sospechosamente ya señalaban el lugar o incluso por alguna travesía que él mismo habría realizado antes. Lo cierto es que es el primero que realiza el viaje, retorna y lo cuenta. A este territorio recién descubierto se le conoció como las Indias, por la identificación del destino al que de forma errónea se supone había alcanzado. Esta denominación coexistiría durante más de 300 años junto al de América, para finalmente sólo perdurar este último nombre.

Su fallecimiento se produjo el 20 de mayo de 1506 en Valladolid, dos años después de volver de su último viaje a América. El motivo de su instancia en Valladolid se debía a que tenía que encontrarse aquí con el rey Fernando el Católico para reclamar los compromisos económicos y privilegios adquiridos por la Corona hacia él y que todavía no se habían cumplido. Fernando el Católico, después de la muerte de la reina Isabel la Católica, residía en Valladolid con su nueva esposa Germana de Foix. Cristóbal Colón ya sufría desde hacía tiempo de una salud precaria que en esas fechas se vería agravada. En sus últimos días de vida no podía levantarse de la cama; padecía de un reumatismo agudo además de otras enfermedades que finalmente le provocaron un ataque al corazón. Su muerte se produjo en una casa próxima a la iglesia de Santa María Magdalena o en la hospedería del Convento de San Francisco. El día anterior al suceso había redactado un testamento a favor de su hijo primogénito Diego Colón.

Su cuerpo fue descarnado y se dejaron sólo en los huesos. Fue enterrado provisionalmente en el Convento de San Francisco de Valladolid. Este edificio, que se destruiría en el año 1836, estaba situado entre la Calle de Santiago y la Plaza Mayor. Actualmente en Valladolid está la Casa Museo de Colón, que rememora su vida y el descubrimiento de América. Tres años más tarde del fallecimiento, en el año 1509, por voluntad de su hijo Diego Colón, sus restos mortales fueron trasladados al Monasterio de Santa María de las Cuevas de Sevilla de la isla de la Cartuja, también llamado Monasterio de la Cartuja.

El siguiente destino que siguieron sus restos fue la Catedral de Santo Domingo, en la isla de Santo Domingo, bautizada por él como isla de la Española en el año 1492. Hoy día esta isla la componen dos países: la República Dominicana y Haití. Este traslado fue debido a la petición realizada al emperador Carlos V por parte de María Álvarez de Toledo, virreina de las Indias, nuera de Cristóbal Colón y viuda de Diego Colón. La solicitud respondía a que el hijo del descubridor, fallecido en el año 1526, había dispuesto en su testamento que tanto su padre como él descansaran en esta catedral. No se sabe con certeza cuándo se produjo la llegada, pero fue en torno al año 1537. Los dos fueron enterrados en una capilla junto al presbiterio del altar mayor.

Allí permanecieron durante dos siglos y medio. Pero en el año 1795, España cedió sus derechos a Francia sobre la parte que aún ocupaba de la isla de La Española. La parte oriental de la isla, actual República Dominicana. Este es uno de los acuerdos que formó parte del Tratado de Basilea el cual puso fin a la Guerra del Rosellón entre los dos países. La llegada de los franceses conllevó que las autoridades españolas procedieran a la evacuación de instituciones y personas a la cercana isla de Cuba, también a finales de ese mismo año de los restos de Cristóbal Colón. La isla de Cuba, bautizada por él como isla Juana en el año 1492, fue su destino, en la Catedral de la Habana.

Sus restos estuvieron en la Habana algo más de un siglo. Aunque por segunda vez, las consecuencias de una guerra causaron otro traslado. En el año 1898, tras la Guerra de la Independencia de Cuba por la que España perdió la isla, hay un nuevo cambio de ubicación. Los restos de Colón ahora se embarcaron de vuelta a España, llegando a Cádiz en enero del año 1899.

Una vez en España, había distintas propuestas del lugar en donde debería descansar de forma definitiva. Una fue el Monasterio de la Rábida, en Palos de la Frontera, Huelva, por su vinculación a Cristóbal Colón. Otra era el Panteón de los Marinos Ilustres de San Fernando, Cádiz. Y otro destino que se barajó fue la Capilla Real de Granada, junto a la Catedral de Granada, que contiene los sepulcros de los Reyes Católicos. La decisión final sería la Catedral de Sevilla, destino al que se llevó y donde permanece en la actualidad.

Pero ésta no es la única sepultura que existe de Cristóbal Colón. En el año 1877, durante la realización de unas obras en el presbiterio de la Catedral de Santo Domingo, apareció una caja de plomo conteniendo restos de huesos, con una inscripción casi ilegible en donde se lee “Varón ilustre y distinguido Cristóbal Colón”. Estos restos fueron trasladados en el año 1992 al “Faro a Colón” de Santo Domingo, un monumento y museo realizado en su honor, donde se conservan hoy día.

Parece que cuando fueron exhumados los restos de Cristóbal Colón en la Catedral de Santo Domingo para llevarlos a Catedral de la Habana, la caja en la que se hallaban se encontraba en muy mal estado y los huesos estaban dispersos. Supuestamente se metieron todos en una nueva caja de plomo dorada, pero quizás parte de ellos se quedaron fuera. Existe otra teoría que indica que, por intención o por error, los huesos que se llevaron de la Catedral de Santo Domingo no fueran los de Cristóbal Colón, sino los de su hijo Diego Colón.

Lo cierto es que en Sevilla no hay más del quince por ciento de la totalidad del esqueleto, con los huesos muy fragmentados y un peso menor a los doscientos gramos. En el año 2006 un equipo de la Universidad de Granada certificó la autenticidad de estos restos, mediante pruebas genéticas de ADN comparativas con los de su hermano menor Diego Colón (de mismo nombre que su hijo primogénito), enterrado en el Monasterio de la Cartuja de Sevilla, y los de su hijo Hernando Colón, enterrado en la Catedral de Sevilla. Los restos que se conservan en Santo Domingo no han sido aún analizados, estándose a la espera del permiso por parte de las autoridades de la República Dominicana. Lo que de momento se sabe es que es un esqueleto no completo.

Dentro de la Catedral de Sevilla, el sepulcro de Cristóbal Colón está justo delante de la Puerta del Príncipe, entre los altares de la Piedad y de la Concepción. Inicialmente fue ubicado en una capilla a la espera de la terminación del monumento funerario que se estaba realizando en su memoria, hasta que en el año 1902 los restos del descubridor de América fueron finalmente depositados ahí.

Este monumento funerario es obra de Arturo Mélida y Alinari, artista madrileño autor de numerosas pinturas y también del Monumento a Colón de Madrid. Está formado por cuatro heraldos vestidos de gala, los cuales portan a hombros un féretro decorativo que contiene la urna de plomo dorada en cuyo interior están los restos de Cristóbal Colón. Representan a los cuatro reinos históricos de España: Castilla, León, Aragón y Navarra sobre una base de estilo azteca con numerosas inscripciones. Simboliza la unión de España con las tierras de América.

 

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