El mármol de Macael
Inicio » Entradas » Prehistoria »El mármol de Macael es un materia prima que siempre ha sido muy apreciado por su calidad. A lo largo de los siglos se le ha dado la categoría de elemento majestuoso, suntuario y simbólico comparable al oro, plata, perlas, marfil o piedras preciosas. Fenicios, griegos, romanos, visigodos, musulmanes y la cultura moderna hasta nuestro días han coincidido en esta estimación de ser una piedra de una condición superior. Se ha estado extrayendo desde la prehistoria, en diversas canteras, para la elaboración de objetos cotidianos y para la construcción y ornamentación de espacios tan característicos como el Teatro Romano de Mérida, el Palacio Califal de Medina Azahara, la Alhambra de Granada, la Capilla Real de Granada, el Monasterio del Escorial, el Palacio Real de Madrid o el Palacio Real de Aranjuez, así como iglesias, conventos, monasterios y catedrales. Se han encontrado pulseras, anillos o pequeñas estatuillas del tercer milenio antes de Cristo elaborados por grupos del Neolítico, también muelas y morteros en el segundo milenio antes de Cristo por la cultura del Argar propia de la zona.
La ubicación es la sierra de los Filabres, en la provincia de Almería. Su origen son masas ingentes de sedimentos fósiles coralinos, es una zona que en tiempos remotos estuvo bajo el mar, comprimidos con los movimientos telúricos del encuentro entre las placas tectónicas de África y Europa. Además hay otros factores metamórficos que han contribuido a su coloración y veteado característico.
La Hispania Romana supuso que la explotación y el uso del mármol de Macael experimentase un salto cuantitativo y cualitativo. El apogeo comercial y económico conllevó una explotación más sistemática e intensiva. Además de la extracción, también se desarrollaron los trabajos para su transporte, la asierra y el tallado. Comienza una nueva concepción artística que busca la perfección de las imágenes escultóricas, las construcciones y los elementos ornamentales.
A lo largo de la historia se ha seguido empleando este material de singular belleza y pureza para multitud de objetos y destinos selectos, gracias al buen hacer de los maestros canteranos. A partir de finales del siglo XIX y principios del siglo XX aparecieron nuevos métodos de ingeniería, especialmente en la mecanización de las labores de aserrado, para lo que se empezó a emplear la fuerza hidráulica. Se pierde su exclusivo cometido y es utilizado también para fines más comunes y menos ostentosos.