Cartagineses
Inicio » Historia » Periodos » Edad Antigua »Periodo: Años 238 a.C. – 201 a.C.
Los cartagineses, también denominados púnicos, eran los descendientes de los fenicios de la ciudad de Tiro, del Mediterráneo Oriental. Los fenicios habían fundado en el año 814 a.C. la colonia de Cartago, cerca del actual Túnez. En el año 654 a.C. se establecieron en Ebussus (Ibiza) y conquistaron las Islas Baleares. Pero fueron debilitando tras la caída de Tiro en el año 573 a.C. por Nabucodonosor, rey de Babilonia, a la vez que Cartago aumentaba su poder. Los cartagineses entre los siglos VI a.C. y III a.C. asumieron el control de los territorios de la población fenicia occidental e incluso los amplían. Se extiendieron por toda la zona costera norteafricana, el sur de la Península Ibérica, Baleares, Cerdeña, Córcega y la parte occidental de Sicilia.
En el siglo III a.C. los cartagineses y los romanos constituían las dos grandes potencias del Mediterráneo Occidental. Los primeros dominadores y los segundos emergentes. Llegaron a tener tratados y relaciones amistosas, aunque el interés de cada uno por conseguir la supremacía desembocaría en enfrentamientos entre ellos y finalmente en la Primera Guerra Púnica el año 264 a.C. La batalla concluyó en el año 241 a.C. con la derrota de los cartagineses, lo que les supuso la pérdida de Cerdeña, Córcega y Sicilia junto al pago de una importante indemnización. La victoria de los romanos tuvo como consecuencia el inicio de su expansión más allá de la Península Itálica.
Después de ser vencidos, Cartago se encontraba empobrecida y endeudada. Comienzó su interés hacia la Península Ibérica en busca del control de los abundantes recursos de la zona, entre los que sobresalían las ricas zonas mineras del sur peninsular. La poderosa familia de los Bárcidas fueron los principales impulsores de los planes de conquista.
La llegada de los cartagineses se produjo en el año 238 a.C. desde Gadir (Cádiz) por Amilcar Barca junto a un poderoso ejército. Llevaron a cabo una política de control del territorio que combinaba la fuerza y la diplomacia, lo que originó enfrentamientos con los distintos pueblos del sur de la Península Ibérica. Además de los metales, pretendían ampliar mercados y conseguir hombres en calidad de esclavos y mercenarios. Su hijo y sucesor fue Asdrubal Barca, quien pactaría con los romanos el reconocimiento del dominio cartaginés del sur peninsular hasta el río Ebro, estrechó lazos con la nobleza indígena y fundó en el año 227 a.C. la ciudad cartaginesa más importante, Qart Hadasht, más tarde conocida por el nombre romano de Carthago Nova (Cartagena), la cual disponía de un gran puerto natural y un entorno excelente con minas, salinas, etc. El siguiente en esta saga de líderes cartagineses fue Aníbal Barca, otro hijo de Amilcar Barca, que empleó más firmeza y conseguiría la hegemonía cartaginesa sometiendo a los pueblos indígenas del sur del Ebro por medio de las armas.
En el año 219 a.C. sólo Sagunto, aliada romana, estaba fuera del control cartaginés. Aníbal Barca la atacó y asedió con el pretexto de defender a los turdetanos de la amenaza que significaba esta ciudad. Sagunto cayó después de resistir ocho meses gracias a sus murallas y a la tenacidad de sus habitantes. Este hecho haría que los romanos, que estaban tras los movimientos de los cartagineses, finalmente les declarasen la guerra. Llegaron a la Península Ibérica a partir del desembarco en Emporion (Ampurias) y supuso el inicio en el año 218 a.C. de una nueva guerra, la Segunda Guerra Púnica, en la que las dos potencias se enfrentarían en suelo peninsular. La población indígena se involucró en la batalla y apoyaría a uno u otro bando en función de sus intereses, aportando dinero, víveres o soldados. El general romano Publio Cornelio Escipión, Escipión el Africano, en el año 209 a.C. puso cerco y tomó el principal núcleo cartaginés de la Península Ibérica, Quart Hadasht (Cartagena, Murcia), decantando desde ese momento la guerra del lado romano. En el año 201 a.C. terminó la guerra con la victoria de los romanos, lo cual supuso el fin de la presencia de los cartagineses y el inicio de la romanización de la Península Ibérica.
La ciudad de Cartago acabó siendo destruida por los romanos en la Tercera Guerra Púnica, entre los años 149 a.C. y 146 a.C., los cuales sobre sus ruinas fundaron en el año 29 a.C., siendo emperador Augusto, una nueva ciudad de nombre Colonia Iulia Concordia Carthago que sería la capital de la provincia romana de África.