Homo Sapiens

Homo Sapiens

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Lugar de origen: Sur de África.

Cronología: Hace 200.000 años hasta la actualidad.

Llegada a la Peninsula Ibérica: Hace 40.000 años.

Capacidad craneal: 11380 cm³. – 1450 cm³.

Estatura: 1,6 m. – 1,9 m.

Peso: 55 kg. – 90 kg.

El Homo Sapiens u Hombre Sabio se corresponde al género de los seres humanos actuales. También se le denomina Hombre de Cromañon. Es el único homínido que ha perdurado hasta la actualidad. Su origen en África se estima hace 200.000 años a partir de la evolución del Homo Rhodesiensis y el Homo Erectus. Los primeros grupos de Homo Sapiens salieron del continente africano hace unos 100.000 años. Alcanzaron el Oriente Próximo y desde allí se extenderían hacia Europa y Asia. Llegaron a la Península Ibérica hace 40000 años. Coexistieron con los neandertales varios miles de años hasta la extinción de éstos hace 28000 años. Eran los últimos miembros de los neandertales, que habitaban en la zona de Gibraltar, aunque la mayoría ya había desaparecido antes. A Oceanía llegarían por navegación hace unos 60000 años, mientras que América la colonizaron a través del Estrecho de Bering hace unos 30000 años.

Sus capacidades cognitivas están, en general, más desarrolladas que en las especies anteriores. En el éxito evolutivo del Homo Sapiens son decisivos los hábitos culturales, las habilidades tecnológicas, el pensamiento simbólico y otras aptitudes biológicas como un menor gasto energético en los desplazamientos. Sobrevivieron a los neandertales debido a una mejor adaptación al medio existente. Al igual que éstos, utilizarían hábitats naturales como cuevas. En muchas de ellas se han encontrado extraordinarias pinturas rupestres, como en Altamira y Tito Bustillo.

Climáticamente, el desarrollo de la especie coincide con una época muy convulsa. La temperatura se iría haciendo de forma progresiva más fría hasta alcanzar un punto álgido hace unos 20.000 años, momento conocido como el Último Máximo Glaciar. Entonces el norte de Europa estaba permanentemente sepultado bajo el hielo. En la región mediterránea las temperaturas anuales eran unos seis grados centígrados más bajas que las actuales, con algo más de humedad. El menor rigor del clima y la compleja ortografía de la Península Ibérica ofrecían múltiples zonas de hábitat y refugio para los Homo Sapiens.

La movilidad territorial se ampliaría, como confirma la procedencia de diversos materiales. Existía una alta capacidad de interacción. A través de las redes de comunicación circularían objetos, técnicas o información que explican convergencias entre regiones alejadas. Se colonizarían territorios desconocidos y la explotación del entorno se hizo cada vez más intensa, aprovechándose nuevos recursos económicos. Eran nómadas pero con asentamientos que aparecen bien estructurados, diferenciándose entre los semipermanentes y otros estacionales.

Los grupos Homo Sapiens, procedentes de África y que poblaron progresivamente Europa, con bajas densidades de población, basaban su economía de subsistencia en la caza y la recolección, a la que se sumarían la pesca y el marisqueo. Se diferenciaban de los neandertales por sus novedosas herramientas de piedra tallada mediante presión y, especialmente, por sus concepciones simbólicas, de las que son manifestaciones tanto las pinturas rupestres como el uso de adornos personales. El avance en las herramientas influyó en la mejora de la calidad y diversidad en la dieta, en la estabilidad de los campamentos y en un aumento demográfico.

El arte rupestre fue la manifestación cultural más relevante del Paleolítico, una forma de expresión gráfica plasmada sobre las paredes de cuevas, abrigos y afloramientos rocosas al aire libre. Ejecutada mediante grabado y pintura, su temática es fundamentalmente referida a animales, junto a algunos signos geométricos y escasas representaciones humanas. La localización de cada una de las figuraciones no resulta arbitraria sino seleccionada de manera intencional, dentro del panel decorado, de la cavidad o del paisaje en caso del arte al aire libre. Los motivos se organizan formando una analizada composición. A menudo se sitúan en puntos que favorecen su visibilidad, zonas de paso o lugares destacados. En otras ocasiones, se ubican en lugares recónditos o de complicado acceso. Este fenómeno artístico tendría para sus autores un significado que desde nuestra perspectiva actual es difícil de comprender. Constituye un lenguaje codificado y, como tal, es un medio de comunicación, además de actuar como elemento identificador de los diferentes grupos humanos.

El arte mueble sería la otra gran manifestación gráfica, también exponente del mundo simbólico y comunicativo de las sociedades del Paleolítico Superior. Se realizaba sobre materiales transportables. Engloba desde pequeñas esculturas de marfil hasta la decoración, mediante grabado, de plaquetas de piedra, huesos, elementos de adorno como contornos recortados, rodetes o colgantes, además de los adornos en útiles y armas como bastones perforados, azagayas, espátulas, varillas, arpones, propulsores, etc. Los motivos decorativos más frecuentes son las figuras de animales, en particular cabras, cérvidos, caballos y uros. Junto a signos como zigzags, aspas, trazos en forma de la letra v, etc. La técnica de la talla de piedra, hueso y marfil permite obtener instrumentos más especializados que en épocas anteriores.

Hay evidencias de intercambios e interacciones entre grupos de humanos. Y entre éstos y los neandertales. Los encuentros entre los grupos de humanos y neandertales debieron tener lugar con cierta frecuencia y se sabe que hubo una hibridación entre ellos. Estudios actuales demuestran que entre el 1% y el 4% de nuestro material genético es neandertal. Sin embargo, aunque las dos especies poseen un antecesor lejano común, su distancia cultural debería ser bastante elevada, por lo que no parece que confraternizaran con facilidad.

La genealogía de los seres humanos y la de los chimpancés tiene un origen común. A finales del Mioceno, hace 6.000.000 años, vivía en África una especie de primate de baja estatura, cerebro pequeño y muy posiblemente bípedo, pero a la vez con peculiares capacidades anatómicas en sus extremidades para trepar con agilidad. Esta especie debió ocupar amplias extensiones de los frondosos bosques del este y centro de África. Tan sólo había comenzado la extrema aridez que hoy día asola vastas regiones de África.

Por motivos que se ignoran, dos de las poblaciones de esta especie quedaron separadas e iniciarían caminos evolutivos diferentes. Una de las sendas dio origen al linaje de los chimpancés y la otra se encauzó hacia la humanidad actual. Las investigaciones sobre el genoma humano y el de los chimpancés no sólo sugieren que la separación de las dos ramas ocurrió hace 6.000.000 años, sino que constatan que todavía compartimos cerca del 99% de nuestro patrimonio genético.

En torno al año 12000 a.C. se produjo un acusado cambio climático. Fue el principio de la época geológica actual. Con el inicio del Mesolítico en el año 10000 a.C. comenzaría el declive de las sociedades a pequeña escala. Los últimos cazadores, recolectores, pescadores y mariscadores prehistóricos siguieron explotando los recursos de su entorno, utilizando herramienta cada vez más sofisticadas. En las áreas vecinas de los asentamientos aparecerían los primeros cementerios, lo que es significativo del dominio sobre territorios específicos. Comenzaría la llegada de grupos humanos que trajeron la domesticación animal (ovejas, cabras, etc.) y la agricultura (trigo, cebada, leguminosas, etc.), además de técnicas como el pulido de la piedra para fabricar herramientas como hachas y azuelas de filo cortante o también como brazaletes y pulseras. Se fabricaban morteros y molinos para procesar el grano u hoces para segar. Aparecieron útiles de hueso, como cucharas y tubos, asociados a la dieta de las nuevas formas de vida. Surge una gran variedad de objetos de hueso y adornos fabricados sobre materiales diversos. Comenzaban nuevos procesos de trabajo que acompañarían a una nueva economía.

 

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